Inteligencia colectiva para innovar
Amalio Rey: "Por qué necesitamos más Humanidades en la formación empresarial"
Vivimos un déficit estructural de valores en las prácticas de liderazgo. La educación de directivo/as necesita enriquecerse de otras miradas y concebirse desde una perspectiva integral que defienda la generación de valor a largo plazo y un marco ético de relaciones. Las humanidades pueden ayudar a cultivar el pensamiento crítico y la imaginación, entre otras bondades.
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Hace poco escribí un post sobre la necesidad de que las Escuelas de Negocios (EN) realicen un ejercicio de autocrítica, y revisen a fondo su modelo educativo: “Escuelas de Negocios y la profecía autocumplida del Homo Economicus”.
En él decía, entre otras cosas, que el “pragmatismo” del que hacen gala esas instituciones para diferenciarse del resto de la educación superior ha devaluado la importancia de las vocaciones humanísticas y la posibilidad de articular un modelo más integral de formación que fomente una visión de largo plazo y cultive una mayor sensibilidad hacia valores no economicistas.
En este artículo seguiré profundizando en esa línea, aportando nuevos argumentos para demostrar las bondades de potenciar una educación más humanista en las Escuelas de Negocios y las Facultades de Empresariales, así como en la formación de directivos y directivas.
Oportunidades para la formación de gestores humanistas: ¡¡ahora o nunca!!:
La idea de impulsar un proyecto de educación humanista en las escuelas de negocios y facultades empresariales sonaba hace apenas 5 años a utopía trasnochada, pero la situación ha cambiado bastante en relativamente poco tiempo. Ahora se da un conjunto de circunstancias que lo hacen por primera vez un proyecto defendible y que además concita interés por las razones que explicaré a continuación.
La gravedad de esta crisis está demostrando que hay un problema estructural de valores en las prácticas de liderazgo, y que estamos en un momento que se hace necesario repensar la empresa y también las escuelas donde se forman a los empresarios.
“La crisis puede ayudar muchísimo [al cambio en las EN] porque la gente está dispuesta por primera vez a cuestionar la ortodoxia” (Yash Gupta, Decano de Carey Business School)
Los problemas y desafíos son cada vez más complejos y multidisciplinares, así que la educación empresarial necesita abrirse a áreas ajenas al Management y diversificar los perfiles de su profesorado. Es obvio que disciplinas como el marketing o las finanzas siguen teniendo mucha importancia, pero la educación de directivo/as necesita enriquecerse de otras miradas y concebirse desde una perspectiva más integral que sin duda aportan las humanidades.
Las organizaciones empiezan a buscar empleado/as y directivo/as con una mezcla de talantes y habilidades que no son tan comunes de encontrar en los modelos clásicos que siguen las EN. Para dar respuesta a esa demanda de nuevos perfiles competenciales se necesita rediseñar el modo en que actualmente se aborda la educación empresarial.
Al mismo tiempo parece emerger cierto consenso alrededor de la idea de que necesitamos una economía socialmente comprometida, medioambientalmente respetuosa y financieramente responsable.
La llamada triple sostenibilidad económica, social y medioambiental exige un sustrato educativo que defienda la generación de valor a largo plazo y un marco ético de relaciones.
Resulta imprescindible, además, que las EN cambien el peso de las prioridades educativas de la adquisición de “conocimientos y técnicas” al desarrollo de “actitudes, valores y competencias”. En este sentido Srikant M. Datar y David A. Garvin de Harvard Business School advierte que:
“Business schools need to reassess the facts, frameworks, and theories that they teach, while also rebalancing their curricula to focus more on developing skills, capabilities, and techniques as well as cultivating values, attitudes, and beliefs”
Amos Shapira, CEO de la compañía Cellcom, complementa esa idea afirmando que:
“El conocimiento que yo uso como CEO puedo adquirirlo en dos semanas, pero la habilidad más importante que uno tiene que desarrollar es cómo estudiar y analizar las cosas (incluyendo) historia y filosofía”.
Hoy no basta con “Saber”, ni “Saber hacer”, sino que hay que también “Saber ser”; y para eso las Humanidades son aliadas perfectas
Por último, las escuelas de negocio y la formación empresarial necesitan especializarse. El margen de diferenciación que les queda para ofrecer mejores MBAs, infraestructuras más atractivas o redes de networking de más peso tiende a reducirse. El camino pasa por propuestas educativas innovadoras de carácter integral que permitan construir una identidad singular entre tantas propuestas parecidas. La idea de poner el foco en la formación de directivo/as con un perfil humanista puede contribuir, como diría Josep M. Lozano, no a “hacer mejor que nadie lo mismo que hacen todos” sino a hacer cosas distintas.
Lo que las Humanidades pueden aportar a la educación empresarial:
Empecemos por reconocer que ha habido siempre una desconfianza mutua entre las humanidades y el mundo empresarial. Las primeras recelan del segundo, y éste parece ignorar/despreciar a aquellas. Por ejemplo, la idea de que las humanidades puedan servir para “humanizar los negocios” encuentra cierta resistencia por parte de algunos que ven en ese acercamiento un riesgo de “prostituirlas”. Y en dirección contraria, hay una corriente en las escuelas de negocio que opina que las humanidades distraen de lo esencial, o incluso peor, que pueden formar a “directivos blandos”.
El management y las humanidades han entendido y descrito al mundo desde ópticas divergentes, pero quizás ha llegado el momento de trabajar para crear puentes entre ellos.
Tenemos razones para pensar que las humanidades pueden mejorar sustancialmente la educación empresarial contribuyendo a:
- Desarrollar el pensamiento crítico
- Potenciar la capacidad de imaginación
- Introducir flexibilidad en los modelos de liderazgo y gobernanza
- Estimular la capacidad de observación y empatía
El hecho de que una empresa como Google se plantee contratar en los próximos años a más de 4000 doctorados en Humanidades obedece al reconocimiento de que todo no es tecnología, ni se van a poder resolver los grandes desafíos sólo con ingenieros y expertos economistas, sino que “necesitan la parte social; estudiar la empatía, la emoción y la cultura en un mundo más global”.
Cultivar un pensamiento crítico que es de gran utilidad para que los alumnos aprendan a cuestionarse en el futuro las decisiones no éticas impuestas por sus jefes.
Josep M. Lozano, profesor de ESADE, explica así el papel que deben jugar las humanidades en las Escuelas de Negocio (EN):
“Las humanidades en las EN no son una mera cuestión ornamental, ni una herramienta para enriquecer la cultura general de los profesionales, ni complementar su formación (…) sino una cuestión sustantiva”.
Según un interesante libro de Martha Nussbaum, citado por Lozano, las humanidades tienen un rol importante que jugar en estas tres dimensiones:
- La educación que prepara para el trabajo
- La educación para el ejercicio de la ciudadanía
- La educación para dar sentido a la vida.
Y Lozano defiende que las EN deben atender esos tres objetivos con la misma importancia, evitando la tendencia a que los dos últimos se subordinen al primero, y recalcando que los “profesionales reflexivos” que necesita el management moderno deben ser capaces de reflexionar sobre: 1) Su práctica profesional, 2) Sobre sí mismos, 3) Sobre su práctica profesional en el contexto de su sociedad.
Competencias y habilidades concretas a fomentar en los gestores humanistas:
En un interesante post publicado en el blog de Harvard Business Review con el título de: “Want Innovative Thinking? Hire from the Humanities”, Tony Golsby-Smith ayuda a apreciar algunas de las ventajas que esta formación puede aportar a los equipos de dirección:
“Las personas formadas en las humanidades que estudian la poesía de Shakespeare, o las pinturas de Cézanne, por ejemplo, han aprendido a jugar con los grandes conceptos y aplicar nuevas formas de pensar para problemas difíciles que no pueden ser analizados de una forma convencional”.
Y menciona algunas de las contribuciones que desde su punto de vista las humanidades pueden hacer a la formación directiva, y que yo complemento aquí con más ideas:
- Gestión de la complejidad y la ambigüedad: Pueden ayudar a detectar amenazas a partir de indicios ambiguos, gracias al entendimiento holístico que aporta la visión humanista y su capacidad de huir del corsé de la mirada inmediata o cortoplacista >> “Toda gran obra de arte - ya sea literaria, filosófica o visual - desafía a un humanista a ser curioso, hacer preguntas abiertas y ver el panorama completo. Este tipo de pensamiento es justo lo que se necesita para abordar un futuro incierto o hacer frente a problemas complejos”
- Innovación: Si queremos pensar-fuera-de-la-caja, es necesario liberar la creatividad inherente de las personas. Los humanistas se entrenan para ser creativos y saben adaptarse a los equipos de esa naturaleza.
- Habilidades de comunicación: Los graduados en artes liberales suelen destacar en tareas que necesitan una buena redacción y capacidad de comunicación, lo que ayuda a actividades del mundo empresarial como la comercialización, la formación y la investigación >> “Escribir bien (algo que se necesita para obtener títulos en Historia, Literatura o Filosofía) ayuda a las personas a desarrollar argumentos persuasivos (…) y la comprensión de la historia es indispensable si se quiere entender el mercado global”.
- Empatía con clientes y empleados: La capacidad de "meterse en la piel" de los clientes y empleados para conocer sus necesidades y preocupaciones reales exige capacidades diferentes a aplicar encuestas que suelen dar información muy superficial >> “Se necesita un agudo poder de observación y conocimientos de psicología; un material que gestionan muy bien poetas y novelistas”.
Hay que profundizar en un asunto vital como es el de la DIGNIDAD, un concepto esencialmente humanista, para revisar el lugar que ocupa en las prioridades del mundo corporativo.
Daniel C. Smith, decano de la Escuela de Negocios Kelley de la Universidad de Indiana, asegura que sus alumnos suelen dedicar aproximadamente la mitad del currículo a cursos de ámbitos que están fuera de los negocios porque cree firmemente que“el conocimiento de las artes, las humanidades, la literatura y las ciencias naturales y sociales ofrece una rica perspectiva que ayuda a estimular nuevos enfoques para la resolución de problemas”.
Puedes descargar "¿Por qué más Humanidades en la formación empresarial?" en pdf aquí.
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